Halo 3

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Halo 3: ODST

The Imaginarium of Doctor Parnassus

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Había una vez un actor llamado Heath. Venido de Australia, lejano lugar que supo dar algun que otro aventurero cinematografico especialista en recorrer las interminables carreteras del lugar, hoy devenido fanático-religioso (léase Mad Max), el pequeño Heath decide conocer el mundo e inicia un corto y no tan intenso raid por las pantallas de cine. Y nos da personajes ligeramente olvidables como Ned Kelly, o William Tatcher en "Corazon de Caballero" (A Knight's tale). ¿Era bueno? Sí, lo era. Las peliculas no. Pero le dan fama! Fortuna! Secretos en la montaña!

... el Joker

Heath era el Joker. Cada gesto, cada entonación, cada movimiento daba vida al más perfecto Joker en la historia de Batman ("El Caballero de la noche"), lejos de los payasescos e infantiles Cesar Romero y Jack Nicholson.


Había una vez un comediante llamado Terry, que supo sorprender a la vieja Inglaterra de la mano de sus compinches, los Monty Python. Solía hacer papeles secundarios. Pero destacaba sobre todo en los segmentos de animacion de sus peliculas. Asi, se pueden ver algunas de sus obras en los titulos de "La vida de Brian", en la parte animada de "El sentido de la vida" o "Los Caballeros de la Mesa Cuadrada". Y luego, llegó el momento en que esos segmentos no fueron suficientes y dió el gran paso. Se hizo director. Lo mejor para mostrar su caótica, retorcida, oscura y maravillosa visión personal a través de peliculas que tuvieron una suerte irregular. No todas llegan a ser buenas, dicho sea de paso, pero sí reflejan a Terry Gilliam, y eso de por sí habla bien de él. "Brazil", "Los doce monos", "Las aventuras del Barón Munchausen", "Tideland" (tal vez la más oscura) dan cuenta de su arte. O "Los hermanos Grimm", donde dirigió a Heath Ledger por primera vez.

Había una vez un viejo actor que hizo un pacto con el Diablo. Y éste por supuesto, cumplió con su parte. Lo que le dió al Doctor Parnassus la oportunidad de recorrer el mundo con su circo ambulante, capaz de manipular la imaginación de su público, consiguiendo hacerles creer que dan un paseo por un mundo imaginario después de pasar a través de un espejo mágico. A la troupe que lo acompaña se le agrega un extraño forastero, Tony, que ha llegado más que oportunamente, en el momento en que el Diablo debe cobrar su recompensa...




The Imaginarium of Doctor Parnassus es la ultima pelicula de Terry Gilliam y definitivamente la última de Heath Ledger, quien murió antes de terminar el rodaje. Eso hizo peligrar todo el proyecto, más teniendo en cuenta que algunos inversores habían sido atraidos gracias a su participación. Finalmente, luego de casi dos meses, se reinició la filmación. En un proncipio, Gilliam había considerado la idea de terminarla cambiando la apariencia de Ledger mediante computadoras. Sin embargo prevaleció otra idea, en la cual el personaje del actor va cambiando de apariencia a medida que pasa de un mundo a otro a través del espejo mágico. Asi, el papel de Heath se mantiene y es interpretado, además, por Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law. Los tres actores decidieron donar sus ganancias en la película a la hija de Ledger, Matilda, quien no estaba incluida en una antigua versión del testamento de Ledger.

La pelicula se estrenará finalmente entre octubre y diciembre del 2009, dependiendo el lugar (según datos de IMDb). A Argentina llega supuestamente el 5 de noviembre de este año. Mientras tanto... a esperar.

Dr. Horrible's Sing-Along Blog

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Curioseando por ahi, encontré estos divertidos videos (gracias a Retazos de un sociópata ) Del creador de Firefly y Serenity, una pequeña obrita maestra que solo se conoció en la web (la sacaron en DVD, además). Puede leerse más sobre esto en su pagina oficial (en inglés) pero para todos aquellos fanáticos de Joss Whedon y su produccion, recomiendo muchisimo el Whedonverso , un blog en castellano con análisis muy interesantes de los personajes de Firefly (va para vos Aroa), Buffy, de sus guiones para historieta y de su última serie recien estrenada por estos lares, Dollhouse.
Casi podría decir (yo, que no soy uno de sus fanáticos) que están más interesantes esos articulos que sus series, jajaja. Siempre es interesante leer una profunda reflexion sobre una serie a la que uno solo veía como "Buffy la Cazavampiros". Un punto de vista diferente y fresco lo mantiene a uno preparado a revisiones y cambios de perspectivas.

Dr. Horrible's Sing-Along Blog - Act I (Spanish Subs) from enriquesanz on Vimeo.



Dr. Horrible's Sing-Along Blog - Act II (Spanish Subs) from enriquesanz on Vimeo.



Dr. Horrible's Sing-Along Blog - Act III (Spanish Subs) from enriquesanz on Vimeo.


Por último, y recomiendo leerlo luego de ver los videos, un par de entradas del Whedonverso, dedicadas a este musical.

Secretos

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Se había secado ligeramente luego de la ducha. Un toallón envolvía parte de su cuerpo mientras algunas gotas se deslizaban desde sus cabellos a lo largo de su espalda.

Lo notó apenas apoyó sus pies en la alfombra de la habitación: algo no andaba bien. Tal vez producto de años de entrenamiento. No podía describirlo, ni explicarlo. Era una sensación a flor de piel. Lo sentía en los nervios de todo su cuerpo, que parecían reaccionar antes de buscar una explicación racional. Apagó la luz del baño, su mente se relajaba, concentrándose solamente en lo que debía hacer, vaciando su mente de pensamientos superficiales, comenzando a avanzar por la habitación. Su mano deshizo el nudo hecho en el toallón y éste se deslizó hacia el suelo: necesitaba una absoluta libertad de movimientos. Llegó a la puerta de la habitación y buscó el interruptor. Ahora ésta también estaba a oscuras.
Sintió el ruido, ligerísimo, de uno de los escalones del pasillo exterior. “Dos personas, tal vez tres”, pensó mientras se agachaba. Bajo la cama, su mano derecha se deslizó hasta sentir la empuñadura del tanto*. Con solo un movimiento de los dedos, deshizo el lazo que lo mantenía dentro de su funda y lo desenvainó.
Bajo la puerta, la franja de luz proveniente del pasillo, se vió interrumpida. Casi podía imaginar la tensión de los hombres del exterior, imaginar la adrenalina de ellos corriendo, preparando el ataque… El picaporte comenzó a girar…

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Lo oyó llegar, la llave girando en la cerradura, y puso la comida a recalentar. Eran casi las 11 de la noche. Al ir a saludarlo, lo vio. Apoyado en el marco de la puerta. “Está borracho otra vez…” Pero no, no era para tanto. Había bebido, sí. Y se veía desaliñado, con esa eterna mueca de hastío. Al menos caminaba sin caerse. Miró resignada hacia un costado mientras él entraba en la casa. Cualquier cosa con tal de no iniciar otra discusión. No quería otra vez los gritos, no quería verlo ver otra vez cómo él perdía el control y…

-Ya te puse a calentar la comida- dijo, yendo hacia la cocina

-Ya comí- fué la seca respuesta

-Te hice pollo, que te gusta – le dijo conciliadora.

-¡Te dije que ya comí! ¿No entendés?- Le contestó él, mirándola agresivamente.

A ella le costaba contenerse, no gritarle… no protestar… Desde que llegó, ni siquiera la había besado. Pero ya no extrañaba eso. Se fue a acostar, dejándolo solo.
Una vez en la cama, trataba de concentrarse en lo que haría a continuación. “Si pudiera… si, eso haré”. Al rato sintió cómo él abría la puerta y se metía entre las sábanas. Cerró sus ojos. Pero la mano de él se apoyó en su hombro, acariciándola toscamente. Trató de hacerse la dormida, pero él insistía en sus caricias…

-Estoy cansada… Mañana tengo que levantarme temprano…- Protestó débilmente. Pero él ya no se detuvo, ya no la escuchó, y por un momento quiso resistirse, empujarlo…y entonces todo el peso de él estuvo encima suyo, aplastándola mientras sentía su aliento a vino en la nuca, sus murmullos ininteligibles, sintiendo el olor a ese perfume que ella no usaba…
La rodilla aplastaba uno de sus muslos, obligándola a separar las piernas mientras su mano bajaba, acariciando lasciva y torpemente sus nalgas. Tiró con violencia hacia un costado, la tela de su ropa interior, descubriéndola.
La embestidas provocaban el ruido rítmico de la cama vieja, un dolor que tenía más de indignacion que de otra cosa, los puños cerrados atrapando las sábanas viejas y su rostro, hundido en la almohada.

Solo cerró los ojos mientras él gemía, llorando en silencio. Esperando que todo terminara…




El reloj parpadeaba mostrando las 2 de la mañana y la enfermiza luz verde de los números se reflejaba en un par de ojos abiertos… Ella comenzó a sacarse de encima el pesado brazo del hombre que estaba aprisionándola. Solo se escuchaban los ronquidos de él y el rozar de las sábanas cuando la mujer salió despacio de la cama. Se secó las lágrimas y respiró profundamente antes de ir al living y acercarse al escritorio. Aun temblaba…
Trató de tranquilizarse y se quedó sentada frente a su escritorio, en silencio. Esperó unos minutos y la encendió. A la luz del monitor, el sonido débil de las teclas fue lo único que se escuchó…

Dalia Negra … Oscura hoy dice:
Hola
Caos Absoluto dice:
Hola
Caos Absoluto dice:
¿Como estás?
Dalia Negra ...Oscura hoy dice:
Bien ¿querés rolear?
Dalia Negra … Oscura hoy dice:
¿Tenés tiempo?
Caos Absoluto dice:
:)
Caos Absoluto dice:
Dale, sigamos
Dalia Negra … Oscura hoy dice:
La puerta se abrió violentamente y casi en el mismo instante tomó la mano que se asomaba, empujándola hacia adentro, haciendo que todo el cuerpo se desestabilice y caiga. El roce del cuchillo contra el cuello fue rápido, y sintió el gemido ahogado del hombre al sentir la súbita pérdida de sangre. Lo lanzó al interior de la habitación, ya no debía preocuparse por él. Un segundo hombre estaba levantando una escopeta, y la daga penetró profundamente por debajo del esternón.
Dalia Negra … Oscura hoy dice:
Listo)
Caos Absoluto dice:
Al final del pasillo se encontraba un tercero… Y lentamente, sin dejar de mirar la matanza, comenzó a aplaudir…

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* Tanto: daga de aproximadamente 20 cm usada por los samurais, hecha a semejanza de la katana (e igual calidad)

Boris Vian

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Boris Vian nació el 10 de marzo de 1920 en Ville d’Avray, suburbio de París, una localidad cercana a Versalles.
En su entorno familiar el arte era una cuestión importante, su madre era una amante de la ópera; su padre hacía de todo, era poeta aficionado, traductor de inglés y alemán, aparte de interesarse por la mecánica y la electrónica. También de su padre viene su fuerte tendencia anti-militarista y atea ( y por lo visto, su pluralidad de intereses)

Fue además de escritor, ingeniero, periodista, actor, traductor, músico de jazz y autor de canciones, ha dejado una obra que fue considerada, a título póstumo, como el manifiesto de la juventud existencialista de Saint-Germain-des-Près. En ocasiones escribió con el seudónimo de Vernon Sullivan y su obra fue a menudo controvertida. Aunque tanto sus diez novelas como sus actuaciones de jazz fueron muy admiradas. También simpatizó con el anarquismo.
Niño enfermizo, Boris sufrió reumatismo cardiaco y tifoides en su infancia, padeciendo problemas coronarios regulares a lo largo de toda su vida. Fue un estudiante excepcional, aunque sus intereses más serios en esos momentos giraban entorno al Jazz y las fiestas. Ya a los 20 años participó en una orquesta amateur de Jazz junto a sus hermanos, donde sobre todo interpretaban obras de autores norteamericanos.

Si algo me atrae de él, para variar, es un estilo profundamente anarquico, antimilitarista, surreal. Fiestas delirantes, alcohol, sexo y crítica a la burocracia, todo mezclado con un estilo personal donde lo absurdo y lo grotesco siempre están presentes. En los cuentos de Vian, pueden pasar las cosas más extrañas gracias al juego del lenguaje. En medio de la batalla, una granada caerá en un nido de ametralladoras rompiendo todos los huevos; o puede que las casas reflejen el estado de animo de sus habitantes, encogiendose o decayendo cuando éste enferma. De un humor extraño, infantil a veces, melancólico muchas otras, negrísimo en mas de una ocasion. Delirante.

Causó escándalo la publicación, con el seudónimo de Vernon Sullivan, de su primera novela, Escupiré sobre vuestra tumba (1946), que contiene, bajo la forma de una novela «negra», una rabiosa denuncia del racismo. Vernon Sullivan era un supuesto escritor Norteamericano de color negro, y el nombre real del autor figuraba como traductor de la misma. Esta obra y las siguientes, dentro del estilo de la novela negra, fueron censuradas por su contenido de violencia y sexo, con su consiguiente aumento en la notoriedad y ventas. Luego de años de juicios contra el supuesto autor y su editor, Vian terminó reconociendo su autoría, mientras tanto habían sido cuatro las novelas publicadas con el seudónimo. La crítica se sintió ofendida por esta impostura, y a partir de ese momento el autor recibió ataques constantes, no solo contra sus novelas como Sulivan, sino también contra su obra ‘seria’. En 1950 fue condenado a pagar 100.000 francos de multa por "ultraje a la moral y a las buenas costumbres" a causa de las dos primeras novelas firmadas por Vernon Sullivan.

Fue un gran admirador de Alfred Jarry, el autor de Ubu Rey, cuya Patafísica, o -ciencia de las soluciones imaginarias-, utilizó en una rebelión cómica contra la filosofía positivista. Influenciado por él y por el surrealismo, comenzó en la literatura escribiendo relatos para “Les temps modernes”, empleando usualmente seudónimos como Bison Ravi o Hugo Hachebuison.
Aparte de frecuentar a la intelectualidad existencialista de aquellos tiempos, en el club Saint-Germain-des-Prés, conoció a los grandes del Jazz como Duke Ellington, Miles Davis y Charlie Parker.

Dejó finalmente su profesión de ingeniero, y paralelamente a sus principales actividades, se dedicó a traducir novelas negras (esta vez de autores reales), y a dar conferencias sobre temas diversos. Algunas de sus obras mas famosas: La hierba roja, La espuma de los dias, El otoño en Pekin, recopilaciones de cuentos como El lobo hombre, novelas negras como Escupiré sobre vuestras tumbas o Que se mueran los feos, son solo parte de una gran obra global a la que hay que agregar obras de teatro, operas y varias canciones (con las cuales llegó a grabar un disco y salir de gira). Una de sus canciones volvió a provocar el rechazo de la crítica y el público, El desertor, que incitaba a no cumplir con el servicio militar, en tiempos en que Francia estaba en problemas con su ocupación argelina y otras incursiones militares.

También fue autor de ensayos sobre la música jazz como Historia del verdadero jazz (1961) o Escritos sobre el jazz (1984).

Su salud se deterioraba cada vez más, lo que implicó que realizara varios retiros para mejorar su condición. A pesar de eso no dejó de escribir canciones y participar en películas.

Boris Vian vendió los derechos de su novela Escupiré sobre vuestra tumba para una adaptación cinematográfica. Aunque inicialmente estuvo encargado del guión, tras diversas peleas con la productora, el director y el guionista, Vian quedó fuera del proyecto, y tuvo que concurrir de incógnito al preestreno de la película. Tal vez debido a las contrariedades de estos hechos y sumado a su precario estado de salud, ni bien comenzó la proyección del film, falleció de un fallo cardíaco el 23 de junio de 1959. Tenía 39 años.



Los perros, el deseo y la muerte
-Boris Vian
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Me han jodido... Mañana voy a la silla. Pero lo escribiré en cualquier caso, pues me gustaría dejar una explicación. El jurado, como es natural, no comprendió nada. Además, Slacks está muerta. Me resultaba difícil hablar sabiendo que no me creerían. Si Slacks hubiera podido arrojarse del coche, si hubiera podido venir a contarlo... Pero por fin todo ha terminado. Ya no hay nada que hacer. Al menos en este mundo.
Lo malo, cuando se es taxista, son las maniáticas costumbres que se adoptan. Se circula durante todo el día y, por fuerza, acaban por conocerse todos los barrios. Hay algunos que se prefieren a otros. Conozco tipos, por ejemplo, que se dejarían hacer picadillo antes de llevar a un cliente a Brooklyn. Yo los llevo de buen grado. Los llevaba, quiero decir, porque ya no podré volver a hacerlo. Sí, es cuestión de costumbre. Como ésa que me dio de pasar casi todas las noches, hacia la una, por el Three Deuces. Cierta vez llevé a ese sitio a un cliente borracho perdido. Se empeñó en que entrara con él. Cuando salí, conocía de sobra el género de chicas que en aquel antro podían encontrarse. El resto vino rodado, como podrán comprobar por ustedes mismos...

Todas las noches, entre la una menos cinco y la una y cinco, pasaba por el lugar. Ella salía mas o menos a esa hora. En el Deuces actuaban cantantes con mucha frecuencia, y yo sabía quién era ella. La llamaban Slacks porque llevaba pantalones más a menudo que cualquier otro tipo de indumentaria. Después los periódicos dijeron también que era lesbiana. Casi siempre salía acompañada por los dos mismos fulanos, su pianista y su contrabajo, y se metían los tres en el coche del primero. Hacían un pase por otro antro, como diversión, y regresaban más tarde al Dcuces para acabar la noche. Esto lo supe más tarde.

Nunca permanecía demasiado tiempo allí. No podía conservar libre mi taxi durante todo el rato ni tenerlo estacionado demasiado tiempo. Siempre había más clientes en aquel lugar que en ningún otro sitio del recorrido habitual.
Pero, en la noche de la que hablo, tuvieron una agarrada entre los tres que resultó cosa seria. Ella le atizó al pianista un soberano puñetazo en el rostro. Tenía la mano singularmente pesada la maldita. Lo tiró al suelo con tanta facilidad como lo hubiese hecho un poli. Desde luego, él iba bastante bebido, pero aunque hubiera estado sobrio creo que se habría caído. Sólo que, borracho como una cuba, quedó tendido en la acera, mientras que el otro intentaba reanimarle arreándole bofetadas tales como para arrancarle la cocotera. No pude ver el final porque la chica optó por largarse. Abrió la portezuela del taxi y se sentó a mi lado, en el traspontín. Después encendió un mechero, y se puso a contemplarme colocándomelo debajo de las narices.

-¿Quiere que encienda la luz?

Contestó que no, y apagó el mechero. Nos pusimos en marcha. Un poco más lejos, después de haber girado en York Avenue, le pregunté la dirección, pues me di cuenta de que todavía no me había dicho nada.

-Todo recto.

A mí me daba lo mismo, claro está; el contador estaba funcionando. Así que continué recto. A esa hora sigue habiendo gente en los barrios de las boîtes, pero en cuanto se deja el centro, se acabó: las calles están desiertas. Nadie lo cree, pero pasada la una, es peor que los suburbios. Algunos coches solamente, y un tipo de vez en cuando.
Después de la idea de sentarse a mi lado, no cabía esperar gran cosa de la normalidad de la chica. La veía de perfil. Tenía el pelo negro llegándole hasta los hombros, y el tono de piel tan pálido que le daba aspecto casi enfermizo. Los labios pintados de un rojo casi negro, daban a su boca la apariencia de una oscura madriguera. El coche seguía su camino. Por fin se decidió a hablar.

-Déjeme conducir.

Paré el automóvil. Estaba decidido a no llevarle la contraria. Había visto la manera en que acababa de poner fuera de combate a su amigo, y no me apetecía en absoluto tener que vérmelas con una hembra como aquélla. Me disponía a echar pie a tierra cuando me agarró por el brazo.

-No merece la pena. Pasaré por encima de usted. Haga sitio.

Se sentó primero sobre mis rodillas y, a continuación, se deslizó a mi izquierda. Era de carnes firmes como una barra de hielo pero su temperatura era muy otra.
Se dio cuenta de que la cosa me había afectado; se puso a sonreír, pero sin malicia. Tenía aspecto de estar casi contenta. Cuando arrancó, pensé que la caja de velocidades de mi viejo cacharro iba a explotar. Nos hundimos como veinte centímetros en los respectivos asientos, tan brutal fue su manera de poner el coche en marcha.
Nos acercábamos a la parte del Bronx después de haber atravesado Harlem River, y seguía pisando el acelerador como una loca. Cuando me movilizaron tuve ocasion de ver conducir en Francia a determinados fulanos. Desde luego sabían darle marcha a un automóvil, pero, aun así, no lo castigaban ni la cuarta parte que aquella furia con pantalones. Los franceses se limitan a ser peligrosos. Ella era un cataclismo. Sin embargo, yo seguía sin decir nada.
¡Oh, el asunto les hace sonreír! Seguramente piensan que con mi estatura y mis músculos habría podido poner en su sitio a la damisela. Pero no, tampoco ustedes lo hubieran intentado después de ver la boca de aquella chica y el aspecto de su cara al volante del coche. Pálida como un cadáver, y aquel agujero negro... La miraba de reojo sin decir ni pío y procuraba estar atento al mismo tiempo. No me hubiese gustado nada que un poli nos hubiera visto a los dos en el asiento de delante.
Como ya he dicho, tampoco podrían ustedes creer la poca gente que se ve a partir de determinada hora en una ciudad como Nueva York. La chica daba una vuelta tras otra metiéndose por no importa qué calle. Circulábamos manzanas enteras sin encontrar ni un gato y, de vez en cuando, distinguíamos a uno o dos individuos. Un mendigo, en ocasiones una mujer y personas que regresaban de su trabajo. Hay tiendas que no cierran antes de la una o las dos de la madrugada y otras que incluso permanecen abiertas toda la noche. Cada vez que veía un fulano sobre la acera de la derecha, la chica daba un volantazo y procuraba pasar rozando el bordillo, lo más cerca posible del individuo en cuestión. Antes de llegar a su altura frenaba un poco. Después, daba un acelerón justo en el momento de pasar a su lado. Yo continuaba sin decir ni mus, pero a la cuarta vez que lo hizo, le pregunté:

-¿Para qué hace usted eso?

-Supongo que me divierte -contestó.

No respondí nada. Ella me miró. Como no me gustaba que separase los ojos de la calzada mientras conducía, la mano se me fue atomáticamente a sujetar el volante. Entonces, como el que no quiere la cosa, me la golpeó con su puño derecho. Pegaba como un caballo. Se me escapó una maldición, y ella volvió a sonreír.

-Resultan tan ridículos cuando saltan en el aire al oír el ruido del motor...

Sin duda alguna, tenía que haber visto al perro que en aquel momento cruzaba la calle. Me dispuse a agarrarme a algún sitio para prevenir las consecuencias del frenazo. Pero, lejos de aminorar la marcha, aceleró a fondo. Pude sentir el choque y oír el ruido sordo proveniente de la parte delantera del automóvil.

-¡Cuernos! -exclamé-. ¡Está empezando a pasarse! Un perrazo como ése ha debido abollarme la cafetera...

-¡Cierra el pico!

Parecía estar en trance. Los ojos le parpadeaban y el cacharro comenzó a hacer ligeras eses. Dos manzanas mas adelante paró junto a la acera.
Intenté bajar para ver si el golpe había dejado señales en la carrocería, pero volvió a cogerme por el brazo. Respiraba resoplando como un caballo.
En aquel momento, su cara... No, no puedo olvidar su cara... Ver a una mujer con esa expresión cuando es uno mismo quien la ha provocado es todo un placer, estamos de acuerdo... Pero estar a kilómetros de pensar en eso y verla así de repente... Había cesado de moverse y se limitaba a apretar cada vez con más fuerza el puño. Babeaba un poco. Tenía húmedas las comisuras de los labios.
Miré hacia fuera. No sabía dónde estábamos, pero no había nadie. Su pantalón se abría con un cierre de cremallera. En el interior de un coche, por regla general, no suele quedar uno demasiado satisfecho. Pero, a pesar de eso, nunca olvidaré aquella vez. Ni siquera mañana, cuando los muchachos me hayan afeitado ya la cabeza.

Un poco después la hice volver a pasar a la derecha y cogí de nuevo el volante. Casi inmediatamente me obligó a parar el coche. Se arregló lo mejor que pudo, sin parar de jurar como un carretero, y echó pie a tierra para acomodarse en la parte de atrás. Acto seguido me dio la dirección de una sala de fiestas a la que tenía que ir a cantar. Intenté darme cuenta de dónde nos encontrábamos. Me sentía perdido, como cuando uno se levanta después de un mes de convalecencia. Pero conseguí mantenerme en pie, cuando a mi vez, bajé para echar un vistazo a la parte delantera dcl coche. No tenía nada. Apenas una mancha de sangre extendida sobre la aleta derecha por efecto de la velocidad. Podía tratarse de cualquier tipo de mancha.
Lo más rápido era dar media vuelta y regresar por el mismo camino.
La veía en el retrovisor. Iba fisgoneando por el cristal de la portezuela. Cuando distinguí la mancha negra de la carroña sobre la acera, volví a oírla. De nuevo respiraba con más fuerza. El perro se movía todavía un poco. Debíamos haberle quebrado los riñones, y el animal se había arrastrado hasta el bordillo. Sentí ganas de vomitar y me noté desfallecer, pero, a mi espalda, ella comenzo a reírse. Viendo que me sentía mal, se puso a injuriarme en voz baja. Me decía cosas terribles, y hubiera podido poseerla otra vez allí mismo, en mitad de la calle.
No sé de qué estarán hechos ustedes, amigos, pero por mi parte, en cuanto la hube dejado en la sala de fiestas donde iba a seguir cantando, no pude quedarme fuera esperándola. Volví a ponerme en camino casi al instante. Tenía que volver a casa. Sentía necesidad de acostarme. Vivir solo no siempre resulta muy agradable, pero, carajo, felizmente estaba solo aquella noche. Ni siquiera me desnudé. Bebí algo de lo que tenía y me eché sobre el catre. Estaba muerto. Estaba verdaderamente muerto.
Por lo demás, al día siguiente por la noche estaba como un clavo en el mismo sitio, y la esperaba justo delante de la puerta. Bajé la bandera y me apeé para estirar un poco las piernas. Había movimiento en aquel lugar. No podía quedarme más rato. Y, sin embargo, la esperaba. Salió a la misma hora de siempre. Puntual como un reloj, la chica aquella. Casi al instante me vio. Y, desde luego, me había reconocido. Los dos fulanos la seguían como de costumbre. Ella sonrío con su sonrisa habitual. No, no se cómo decirlo. Al verla frente a mí, sentí que el suelo desaparecía bajo mis pies. Abrió la puerta del taxi, y los tres se metieron en su interior. Se me cortó la respiración. No me lo esperaba. Idiota, me dije. ¿Cómo no te has dado cuenta de que para una mujer como ésta todo se queda en caprichos? Una noche tal vez le hayas apetecido, pero la siguiente no eres más que un conductor de taxi. Un desconocido.
¡Y que lo digas...! ¡Un desconocido...! Conducía como un tarugo, y a punto estuve de empotrarme en la trasera del cochazo que llevábamos delante. Echaba humo, seguro. Me sentía mal y todo. Detrás de mí, los tres lo estaban pasando bomba. Ella les contaba historias con su voz hombruna, aquella voz, carajo, que parecía salir de la garganta a contrapelo. Oírla hacía el mismo efecto que una buena curda.
En cuanto llegamos, se apeó la primera. Los dos tipos ni siquera hicieron intención de pagar. También la conocían... Desaparecieron en el interior del local, y ella se asomó a mi ventanilla para acariciarme la mejilla como si fuese un niño. Acepté su dinero. No tenía ganas de discusiones. Intenté decirle algo, pero no supe qué. Fue ella quien habló.


-¿Me esperas? -dijo.

-¿Dónde?

-Aquí. Salgo dentro de un cuarto de hora.

-¿Sola?

Yo no cabía en mi pellejo. Hubiera querido retirar lo dicho, pero ya no podía retirar nada. Me clavó las uñas en la mejilla.

-¡Habráse visto! -dijo.

Sonreía todavía. Yo apenas si me daba cuenta de nada. Me soltó casi enseguida. Me toqué el carrillo. Sangraba.

-No es nada -añadió-. Te habrá dejado de sangrar cuando salga. Me esperas, ¿eh? Aquí.

Se metió en la boîte. Intenté verme en el retrovisor. Tenía tres marcas en forma de media luna en mitad de la mejilla. Una cuarta, algo mayor, frente a las anteriores. Apenas si salía sangre. No me dolían.
Así que esperé. Aquella noche no matamos nada. Por mi parte, tampoco obtuve recompensa.

Me pareció que hacía tiempo que no hacía el asunto ése. Como no hablaba mucho, tampoco sabía demasiado sobre su vida. En cuanto a mí, vivía aletargado durante el día y, por la noche, cogía el armatoste y me iba a buscarla. Ya no se sentaba a mi lado. Hubiera sido demasiado tonto dejarnos echar el guante por eso. Cuando lo pedía, yo me bajaba y ella se ponía en mi sitio. Al menos dos o tres veces por semana conseguíamos dar caza a algún perro o a algún gato.
Pienso que empezó a apetecerle algo más a partir del segundo mes. La cosa comenzaba a hacerle menos efecto que las primeras veces, y creo que por entonces se le ocurrió la idea de buscar una presa más importante. El asunto me parecía natural, para qué engañarles... Ella no reaccionaba ya como antaño, y a mí me apetecía que volviera a hacerlo. Sí, lo sé. Dirán que soy un monstruo, pero ustedes no conocieron a aquella chica. Matar un perro o matar a un niño; me hubiese dado igual con tal de complacerla. Así que nos cargamos a una joven de quince años. Estaba paseando con su amigo, un marinero. Volvían del parque de atracciones... Pero mejor será que lo cuente.
Slacks se mostraba implacable aquella noche. En cuanto se montó, me di cuenta de que necesitaba algo. Al instante comprendí que, aunque tuviéramos que rodar toda la noche, habría que encontrar algo.
¡Caray, la cosa se presentaba mal! Enfilé directamente por Queensborough Bridge y, desde allí, por las autopistas de circunvalación. Nunca había visto tantos coches y tan pocos peatones. Lo normal, me dirán ustedes, en las vías rápidas. Pero aquella noche no me lo parecía. No, no estaba en lo que hacía. Rodamos kilómetros y kilómetros. Dimos toda la vuelta y, al final, nos encontramos en pleno Coney Island. Slacks llevaba el volante desde hacía un rato. Yo iba detrás, procurando sujetarme bien en los virajes. Simplemente esperaba, como de costumbre. Dicho está que yo vivía aletargado. Y sólo me despertaba cuando ella pasaba a la parte de atrás para reunirse conmigo. ¡Cuernos! No quiero volver a pensar en ello.
La cosa fue simple. Comenzaba a zigzaguear desde la Veinticuatro Oeste hacia la Veintitrés, cuando les vio. Se divertían caminando él sobre la acera y ella a su lado, por la calzada, para parecer aun mas pequeña. El muchacho era grandote, un mocetón. Vista de espaldas, la chica parecía muy joven. Tenía los cabellos rubios y llevaba un vestido diminuto. No había demasiada luz. Vi el movimiento de las manos de Slacks sobre el volante. Qué zorra. Bien sabía lo que se hacía. Cargó sobre el bordillo y enganchó a la chica a la altura de las caderas. Tuve la impresión de estar a punto de reventar. Sin embargo, reuní fuerzas para volver la cabeza. Como un amasijo de carne inerte, la joven estaba en el suelo. Su amigo gritaba y corría detrás de nosotros. Después vi salir de su escondrijo un coche verde, uno de los antiguos patrulleros de la policía.

-¡Más rápido! -grité.

Ella me miro un segundo, y a punto estuvimos de subirnos a la acera.

-¡Pisa...! ¡Pisa...!

Sé muy bien lo que me perdí en aquel momento. Lo sé. No veía más que su espalda, pero sé perfectamente lo que hubiera sido. Por eso, ahora, todo me importa un rábano, ¿me entienden? Por eso es por lo que me importa un bledo que los muchachos vayan a afeitarme el coco mañana por la mañana. Es más, por mí como si me quieren dejar flequillo, cosa de reírse un rato; o pintarme de verde, como el coche de la policía. Me da absolutamente igual, ¿me entienden?
Slacks pisaba. Consiguió salir del paso y desembocamos en Surf Avenue. La vieja cafetera hacía un ruido horroroso. Detrás, la de la policía debía estar empezando a darnos alcance.
Poco después alcanzamos una rampa de acceso a la autopista. Se acabaron los semáforos rojos. ¡Caray! ¡Si hubiera tenido otro coche...! Todo se conjuraba. Y el de atrás arrastrándose también, pero pisándonos los talones. Parecía una carrera de caracoles. Era como para arrancarse las uñas con los dientes.
Slacks ponía de su parte todo lo que podía. Yo seguía no viendo más que su espalda, pero sabía lo que le apetecía, y me apetecía tanto como a ella. Le chillé una vez mas: "¡Pisa!". Y pisó. A continuación volvió la cabeza un segundo. Otra patrulla desembocaba en aquel momento por una rampa en la pista. Ella no la vio. Nos alcanzaba por la derecha. Por lo menos venía a setenta y cinco por hora. Al ver el árbol me hice una bola, pero ella ni siquiera se inmutó. Cuando me sacaron de entre la chatarra berreaba como un animal, y Slacks seguía sin moverse. El volante le había hundido el tórax. La extrajeron con muchas dificultades tirando de sus pálidas manos. Tan pálidas como su cara. Babeaba todavía ligeramente. Tenía los ojos abiertos. Yo tampoco podía moverme a causa de mi pata, que se me había doblado de mala manera. Pero les pedí que acercaran su cuerpo a mi lado. Entonces fue cuando vi sus ojos. Y después la vi a ella. Tenía sangre por todas partes. Chorreaba sangre. Salvo del rostro.
Le quitaron el abrigo de piel y vieron que no llevaba nada debajo, excepto los pantalones. La pálida carne de sus caderas parecía asexuada y muerta bajo el resplandor de los reflectores de sodio que iluminaban la calzada. La cremallera del pantalón estaba ya abierta cuando nos dimos contra el árbol...

(1947)

*Cuento publicado originalmente con el seudónimo de "Vernon Sullivan".

Strange Days

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Algunos clips animados en un dia extraño. Si, estoy de excelente humor, no hay más motivo que ese para esta entrada en mi (casi) abandonado blog. El 1º es adorable...


Ten Kens? Siempre tuve la duda de que el tema fuera de ese grupo. Cada vez que busco Spanish fly en el youtube, me salen temas rarisimos (raperos incluidos). En todo caso, la fuerza de esos dos personajes es genial, no sé cual de ambos me cae mejor...



¿Otro? "King of Magazines" del grupo candiense Danko Jones con animación en flash de Nick Cross y diseño del canadiense Dave Cooper, uno de los clasificados en el "nuevo underground" y bastante conocido en el mundo de la animacion (Compañia Perfecta dixit, por cierto, uno de mis blogs favoritos)



Y terminar, por ahora, con un pequeño clásico de Pearl Jam y Todd McFarlane (debería conseguirme Spawn completa)

Ella

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Ella



Recuerdo el día en que ella llegó. Aun no sabíamos si los campos estarían listos para trabajar. La noche anterior, el tronar de los inmensos cañones retumbaban en el aire. La oscuridad se rompía con destellos rojos y naranjas y todas nos acurrucabamos esperando el silbido de las bombas, rogando siempre que no fuera alcanzada ninguna de las barracas. Cerrabamos los ojos en un simulacro de sueño que nunca nos satisfacía. Era lo único que teníamos hasta el amanecer, cuando las sirenas sonaban y debíamos levantarnos. Y entonces, a los campos. Los camiones llegaban y subiamos a ellos como ganado, entre dos filas de guardias que no vacilaban en usar las largas picanas. Luego llegaba el trabajo duro: verificar que las cosechas estuvieran bien, que no hubiera que limpiar y nivelar el terreno que algun disparo había destrozado, cuidar las plantas y caminar, juntando las frutas, cargando a la espalda las enormes bolsas. Diez, once horas, desde el amanecer hasta que al fin los camiones llegaban a recogernos. Con suerte, a todas. Siempre podía haber alguna demasiado anciana cuyo cuerpo simplemente se rindiera. Serviría entonces como alimento de la tierra.
Ese dia, nadie había muerto. Subimos a los camiones y nos llevaron a las barracas. Las guardias volvieron a ponerse en fila, volvimos a bajar, como cada día. Y como cada día, las picanas dejaban marcas en nuestras espaldas o piernas. Pero esta vez, algo sucedía. Una de las guardias corrió hacia el menor de los Señores, hincándose ante él y susurrando algo. Esta vez, había una mujer de más.


Supe al instante quien era la nueva. Sus ropas eran identicas a las nuestras. Caminaba un poco por detrás mío, el pelo mostrando unos largos mechones grises. Temblaba, su espalda algo encorvada, una herida en la sien. Pero sus ojos... Había algo en ella que no podiamos definir. Tambien las Guardias la vieron. Era fácil, nos conocían bien al resto. La empujaron hacia adelante y entonces, el Señor Kradick se puso de pie y caminó hacia nosotras, con la arrogancia característica de la Casa Herrien. Todas caimos de rodillas, las manos con las palmas hacia arriba, sobre los muslos. Todas menos las Guardias... y ella.

¿No conoces tus deberes ante un Señor?- La voz de Gyrian fue seguido de un pinchazo de la picana en el muslo de la mujer, que trastabilló sin caer ni gemir. Una sonrisa apareció en el Señor, quien hizo un gesto para que detuvieran el castigo.

Una extraña, eh? Y has elegido mi Casa para venir? Se acercó a la mujer, que era tan alta como él y sus manos dieron una orden clara a la Guardia. Gyrian tomó el cuello del delantal de trabajo de la mujer y lo rasgó, haciendolo caer al piso, desnudandola. La cabeza seguía gacha. Pude notar los labios apretados. ¿Acaso buscaba que la maten? El cuerpo se mantenía fuerte, sano, sin cicatrices... Supuse que era una Reproductora que había escapado o una Concubina. Pero no, no se hubiera atrevido a enfrentarse asi a un Señor.

Y ustedes que miran? Vayan a la barraca!- ordenó una de las Guardias, y casi de inmediato, las picanas comenzaron a tocar nuestros cuerpos...


Pasaron un par de horas. La cena había sido dada, las luces se apagaron, cada una de nosotras en su catre. El único momento en que podíamos tratar de descansar. Unos pasos suaves delataban a aquellas que buscaban olvidar la vida en la barraca entre los brazos de otra. Prisioneras, no hay gemido que salga de labios de ninguna de nosotras. El castigo, si eran atrapadas, era demasiado duro. Nadie se arriesgaría a eso perdiendo el control en un momento de placer.
Mas tarde, aun de noche, una luz alumbró mi cara. Desperté, inmóvil, temblando. Luego vi a Lannean, una de las Guardias nocturnas junto con la extraña.
Ella dormirá contigo esta noche, Druss, hasta que los Señores provean un catre- Asentí, haciendole un lugar a la nueva, que se acostó sin un gesto. Luego volví a oir a la Guardian - Ven, acompañame un rato

Lannean era una buena Guardian. No solía molestarnos y yo había logrado ganar su confianza, gracias a lo cual, solía invitarme con un café o hasta galletitas. Fue ella quien me contó sobre la extraña. Luego de desnudarla, el Señor personalmente la había examinado, aunque no tomó su cuerpo. Luego la había llevado frente al Consejero de la Casa. La extraña no habló en ningun momento, aun cuando "se le había pedido", un eufemismo de las Guardianas para referirse al uso de las picanas. El Consejero sugirió esperar, pensando en algun trauma por la herida en la cabeza. Lo cierto era que no pertenecía a la Casa Herrien y estaba bien alimentada. Las Casas del Norte habían sido atacadas, tal vez se trataba de una fugitiva o simplemente de una esclava que había sufrido alguna suerte de amnesia. Hasta que algun otro de los Señores volviera de la batalla, la mantendrían aqui. Luego, probablemente termine en la Barraca de Reproductoras, para dar más hombres a la guerra. O en la Barraca del Placer, para deleite de nuestros Señores.

Cuando volví al catre, ella se hizo a un lado. Entré, despacio. Me abrazó en silencio, cerrando los ojos. Habían puesto una venda sobre su herida. - Tranquila... Todo saldrá bien

Sonrió, y su mano se aferró a mi cintura. Por primera vez, la oí hablar - Lo sé
Los cañonazos volvieron a iluminar el cielo.



Ha pasado una semana. Ella trabaja con nosotras. La llamabamos Ashein, la silenciosa. Desde esas primeras palabras, apenas si había hablado. Por las noches, miraba por las ventanas hacia la Casa Herrein, que se elevaba sobre el monte, rodeada de barracas. Mas de una vez tuvimos que rogarle que se alejara de allí. Una de nosotras la amenazó incluso con un arma, un pedazo de hierro afilado que apoyó contra las costillas de Ashein, haciendo un pequeño tajo. El cuerpo de ella, en ese momento, se volvió hacia su atacante. Aun seguía encorvado. Pero sus ojos...
Fueron suficiente amenaza para que Silk retrocediera, sin atreverse a clavar más su arma.

Han llegado noticias del frente. Uno de los Señores ha sido herido. Y aunque caimos de rodillas frente al Señor Kradick, encargado de vigilarnos, llorando y gimiendo, sé que todas deseamos que el herido fuera Kurgan, de los Señores Herrein, el más despiadado. Las picanas volvieron a dejar su marca sobre la piel de Ashein, haciendola caer.
Pero la pena no es suficiente motivo para que dejemos de trabajar, aunque agradecimos cada segundo que pudimos robarle a la cosecha. Pronto, todas volvimos a recoger frutas bajo el calor sofocante del verano, hora tras hora. Los cañonazos y las bombas resonaban a lo lejos. Podíamos ver el destello del sol en las maquinas voladoras. Un zumbido comenzó a oirse, cada vez más fuerte mientras se acercaban a nosotras. El tableteo de las armas se hizo más fuerte. Una de las naves perseguía a la otra y los disparos se veían como pequeñas chispas al salir de las armas. El señor estaba de pie ahora, mirando la batalla. Era el más joven, apenas un adolescente, y en sus ojos se leía la ansiedad por combatir al lado de los demás. La nave perseguida descendió a solo unos metros de la tierra, volando en nuestra dirección. una andanada de disparos hizo saltar tierra sobre nosotras y automáticamente caimos al piso, cubriéndonos mientras las dos naves pasaban a toda velocidad y comenzaban a alejarse. Luego oimos el grito.

Una de nosotras estaba herida. Sostenía su pierna y pudimos ver que encima de la rodilla, un pedazo había sido arrancado. Ella se agachó a su lado y comenzó a rasgar la ropa de la herida. Sus ojos miraban concentrados la carne lacerada por el disparo. Silk, de ella se trataba, gritaba aferrándose al hombro de Ashein. Las lágrimas dejaban un surco claro en la cara sucia de tierra.

Déjala- La voz de Gyrian resonó clara y fuerte. Sin embargo, ella siguió envolviendo la pierna y apretando la tela por encima de la herida. La picana se clavó en el costado de Ashein, haciendola caer , estremecida ante el choque eléctrico. Que la dejes, esclava!

Los ojos de Ashein se clavaron en la Guardiana. Y entonces, confirmando su locura, se lanzó sobre ella, haciendo a un lado el arma y descargando un puñetazo en el rostro de Gyrian. Casi grito de alegría, pero me contuve a tiempo. Ella sería castigada, y cualquiera que simpatizara con ella, tambien. Cinco Guardianas rodeaban a Ashein, e increiblemente dos más de ellas terminaron en el piso antes de que las picanas la hicieran caer. El Señor Kradick observaba, aun de pie, jugando con el arma en su mano. Todas caimos de rodillas, mirándolo. Bajó hacia donde estábamos. Agaché la mirada, pero pude ver que se dirigía hacia Silk, que gemía dolorida...
Tambien a ella la hizo poner de rodillas, aunque eso la hiciera gritar nuevamente. Sabía lo que pasaría.

Estás malherida, esclava- Aun con sus pocos años, la voz sonó dura y fria -Sabes el Rito

Si... si nno puedo servir a... mi Señor...- La voz temblaba, llorosa .-... no soy digna de estar... en su... Casa

Si no puedes servir a tu Señor, no eres digna de estar en su Casa - dijo, sin la más mínima emoción. Luego, apoyó el arma en la nuca de Silk. El ruido seco del disparo me estremeció.
Al alejarse, hizo un gesto de desgano hacia Ashein - Estaquéenla al sol


Luego, comenzamos a trabajar otra vez. No volvimos la mirada. Sabíamos como estaba ella. Atada a las estacas, desnuda, sufriendo el sol abrasador por el resto del dia. Probablemente siguiera atada durante la noche. Gyrian sostenía un pañuelo contra su nariz rota. Evitábamos mirarla. Ya la conocíamos enfurecida. A lo lejos, los cañonazos recomenzaron.
Cinco horas despues, vimos la estela de polvo del camión que venia a recogernos. Y delante de él, uno de los autos de los Señores. Sé que todas sintieron lo que yo. Miedo, verdadero terror. Había llegado Kurgan Herrein.
Caundo el auto se detuvo, nos arrodillamos con la cabeza gacha. Rogué no ser la elegida. Cuando el señor descendió, ni una mirada se dirigió a nosotras. Caminó directo hacia su hermano menor. No estaba herido. Entonces, el otro hermano o su padre... Pero Kurgan estaba vivo y bien. Deseé que lo hubieran matado y casi al momento cerré los ojos, disculpandome por la herejía.

¿Quien es la puta?- La voz vibrante desató un temblor incontrolable. Kurgan oía el relato del ataque a una de las Guardianas mientras se agachaba al lado de Ashein, admirando su cuerpo. Hubiera sido mejor que la mataran. Comenzó a sacarse el guante con parsimonia y pronto atrapó uno de los pechos de ella. Los puños de la mujer se cerraron de inmediato -No está mal, ¿que hace entre estas... vacas flacas?- La mano bajó por el cuerpo de Ashein hasta apoyarse sobre su sexo. Un par de dedos lo penetraron, aferrándose a él. Kurgan sonrió -Llevenla a la Casa. La castigaré personalmente...

Agradecí que fuera ella y no yo.




Lannean alumbró mi cara en plena noche. Estaba agachada, a mi lado -Pase lo que pase... quédate cerca mío - susurró. Y entonces, las luces de la barraca se encendieron. Ella se puso de pie y la picana se clavó en una pareja mientras el resto de las guardianas, con perros, entraba al lugar. - AFUERA, VAMOS!!! TODAS AFUERA!!! - Me tomó del pelo, tirándolo violentamente hacia atrás - y TU PUTA, VE ADELANTE MÍO. TIRA ESOS COLCHONES AL PISO, VAMOS!!!

Los perros comenzaron a olisquear el lugar, buscando. De alguna forma lo supe. La buscaban. El lugar fue revisado a fondo, dejando en el medio solo un monton informe de colchones, chucherías, las pocas ropas que teníamos... Lannean no dejó que me apartara de ella, ordenandome continuamente que rasgara telas, buscara escondites, golepara las paredes. Probablemente salvó mi vida asi. Fuera, se oian disparos y llantos. Cuando al fin salí, llevada casi a rastras por ella, pude ver al menor de los Señores y a todas las Guardianas de pie. armados. En un rincón, los cuerpos de 5 o 6 de nosotras se apilaban desnudas. El resto temblaba, de rodillas en el piso. El arma del menor de los Herrein se elevaba y se apoyaba en la frente de una de ellas. A la pregunta de donde estaba Ashein, solo seguían llantos o silencio y al final, el disparo. Quince de nosotras murieron asi antes de que un grupo de soldados llegara hablando de las huellas de la fugitiva. Miré a Lannean. Me costó escuchar el susurro. - Kurgan ha muerto. - A lo lejos, comenzaron a sonar los cañonazos...

Pasamos toda la noche de rodillas, mientras el señor Kradick salía en su busca. Las Guardianas nos rodeaban, iluminadas por el relampagueo de los disparos de la batalla lejana. Como si fuera un preludio de peores épocas, los cañonazos recrudecieron, oyéndose por todas partes, incluso en zonas en las que se suponía que no combatían. Al amanecer, el auto del Señor de la Casa Herrein llegó por el camino, junto a un pequeño grupo de soldados. Había miedo en sus ojos. Y entonces las vimos... El cielo se iluminó con el resplandor del sol sobre las naves más grandes que viera en mi vida. No lucían como las nuestras, solo... flotaban. Sin siquiera hacer ruido. Cientos, miles de ellas. Una, tan grande que nos sumió en las sombras, descendió hasta flotar por encima nuestro.


Una rampa se abrió y entonces, decenas de soldados descendieron. Diferentes, altos, con extrañas armaduras y máscaras...
Kradick, fuera de sí, comenzó a disparar hacia los invasores. Una, dos veces, sin afectarlos siquiera. Y el jefe de los otros, sin inmutarse, levantó el arma. Se oyó un ruido seco y el señor de la Casa Herrein salió despedido varios metros hacia atrás, con el pecho hundido, Tambien un par de soldados, Gyrian y otra Guardiana. Nuestros soldados dejaron caer las armas. Todas nosotras supimos que hacer: Guardianas y esclavas, nos giramos hacia el jefe de los invasores, de rodillas, mirando al piso... Y él caminó directamente hacia mí. Rogaba no morir. Haría lo que fuera por no morir... Ni siquiera sabía si me entendería, pero comencé a recitar el Rito.

-Mi Señor... He nacido para servir...- alcancé a decir mientras oía un chasquido metálico y la mano derecha bajó, sosteniendo la máscara. La izquierda se adelantó a mi mentón, y sus dedos levantaron mi rostro... Era ella, Ashein, quien ahora sonreía.

Nunca más, hermanas. Nunca más...



Rolero de Hierro 2009_ Mecánica de juego

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Este es uno de los comentarios que ha recbido el proyecto y que será interesante intentar

Posted By: Tristan

Mete mucho de supersticiones, pequeños rituales informales y bastante paranoia.

Por un momento me sonó a una ambientación cualquiera para un juego de rol común. Después me recordó mucho al My Life With Master. No exactamente, pero si esa dinámica de luchar por no caer ante el temor, el peligro y al mismo tiempo intentar crecer como humano (eso si no te suplantan antes). ¡Y que al final no tengas garantizado si "ganarás" o "perderás"!


Daré a los jugadores la posibilidad de usar humanos, mandragoras o driadas, asi que ese temor de "no caer" se puede ver desde diferentes perspectivas... desde la del comerciante que viaja a traves del bosque o desde la de su hija, que es en realidad una mandrágora y sabe que ese "mortal" no es más que una amenaza para su raza.
Posted By: Cutrix
Habria que chusmear un poco el tema de las mecanicas (que es lo que creo que se puede llegar a criticar de alguna u otra forma :P). El mundo parece interesante, tal vez por la partida que tuve, me sono al principio un poco a Aquelarre.
Mecánicas: Me faltan trabajar algunos detalles sobre la "degradacion" (o no) de cada uno de los personajes. Pero para el resto tengo una idea mas o menos desarrollada.

Creacion de Personajes

La creacion de personajes se basará en una serie de Aspectos que los definan y no en características como Fuerza o Apariencia. Un Aspecto con un valor de +3, dos con valores de +2 y tres +1 (tal vez algunos más sin modificadores). Cuando haya que resolver conflictos, se usará el que se vea más apropiado (a consideracion de jugador y master) Hasta ahi no hay misterio alguno y además, los personajes pueden completarse durante el juego. Hay un Master... pero los jugadores pueden influir en la narracion, no solo narrando el resultado de su tirada, sino tomando el control de la historia más allá de su PJ.
El elemento de azar no serán dados. Serán fichas de dominó y determinarán no solo al ganador del conflicto, sino a quien gane los derechos de narracion (no obligatorio).


Diego juega a Arnaut, poniendole los siguientes Aspectos:
  • Mercader Sagaz (+3)
  • Terco como una mula (+2)
  • Instruido (+2)
  • Montar (+1)
  • "No te desvies del camino" (+1)
  • "Peca ahora, el cielo lo ganarás más adelante" (+1)
Daniela ha armado a un soldado de esta forma:
  • Maten a la Mandrágora! (+3)
  • Mi Capitan siempre tiene razón (+2)
  • Supersticioso empedernido (+2)
  • "Ordenes son ordenes" (+1)
  • Ladrón de poca monta (+1)
  • Vulgar (+1)

Resolucion de Conflictos

Ambos personajes están bastante definidos con esos Aspectos. Pensé un ejemplo de juego basado en ellos:
Arnaut llega a las puertas de XXXX ciudad con sus mercancías en plena noche. "No pienso pasar la noche afuera", dice su jugador, y pide al guardia que abra la puerta. Diego piensa que al ser un buen comerciante, bien puede tratar de convencerlo y pide usar "Mercader Sagaz" (+3). El Master, en Cambio, opina que "Terco como una mula" es más apropiado. Se decide entre ambos cual usar y Daniela usa "Ordenes son ordenes", que le da un (+1)
Se mezclan las fichas de dominó, cada uno de ambos jugadores frente a frente... se toma una ficha y cada uno mira para sí lo que le ha tocado. Diego sacó la 2/5 y elige poner el 5 hacia "arriba" (aun boca abajo). Daniela ha sacado la 5/0 y tambien decide poner el 5 como su numero principal
Se dan vuelta las fichas y el resultado es claro: Diego gana (Arnaut obtiene un total de 7 puntos contra los 6 que ha sacado el soldado de Daniela). El Master rolea que, un poco a regañadientes, el soldado se deja convencer y abre las puertas.


Derechos de Narracion

Hablé de obtener derechos de narración, y acá el motivo por el que decidí usar fichas de dominó. El numero de arriba se usa para resolver el conflicto... pero el de abajo puede dar "derechos de narracion" y cuanta más sea la diferencia entre los numeros de abajo, más puede "agregar" al rol.
En el mismo caso de recién, Daniela sacó la ficha 5/0. Puede intentar ganar el conflicto (5 es un buen número y además, le suma un 1) Pero además, puede decidir poner la ficha al revés: 0/5
En ese caso, sabe que perderá... pero puede narrar lo que sucede a continuación.

Regla: Si el numero usado para narrar es más del doble del de tu oponente, el jugador tiene autoridad de guión, agregando otros personajes o creando situaciones


Daniela pierde el conflicto (debe respetar ese resultado) pero elige narrar (no es obligatorio). Entonces, toma el control y narra:

El soldado, impresionado por las 15 palabras en latin que no conocia y por la firmeza del extraño, abre la puerta para dejarlos pasar, sin oir que el Capitan de la Guardia se acerca con 6 soldados armados, intrigado por la conversacion a gritos de su subordinado.

Soldados! A los calabozos con todos hasta que los interroguemos! - Dice al ver a los extraños. Se acerca al soldado y tomandolo de la ropa, lo lanza al suelo - Y que éste vaya tambien a la celda, a ver si aprende a obedecer sus ordenes!!!

Rolero de Hierro 2009 _ Ambientacion del juego

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Como unos pocos elegidos saben (los locos que leen este blog), participo en el concurso de diseño de un juego de rol. Además de postear en el foro que lo organiza, iré dejando acá lo que he pensado sobre el juego al que llamaré tentativamente... "Bosque" Incluiré los comentarios que otro usuarios hagan sobre el juego, aunque no pueda poner un quote decente. De todas formas, éste y los demás juegos en proceso de creación pueden encontrarlos en el foro que ha lanzado el concurso: Salgan al sol

Como lo conté en una entrada anterior, el concurso dura poco más de una semana (empezó el viernes pasado y acá hay una excelente explicacion sobre el por qué tan poco tiempo) y tiene determinadas restricciones a tener en cuenta a la hora de escribir el juego. Había que elegir una de estas 3 principales:
  • Sin otros jugadores
  • Sin hoja de personaje
  • Sin dados
Y además, como parte del concepto del juego, había que elegir 2 de estas 5 palabras: control, Bosques, mercado, indicios, desarrollo.

Yo elegí crear un juego de rol sin dados y con estas dos palabras: Bosque y Control.  Trato de seguir algun buen consejo de un usuario de ese foro
Posted By: arturo
Consejos de última hora:

* Se aprende más comentando con el que está pasando más desapercibido, o con el que desarrolla el juego que nos parece menos interesante.

* Se consigue mejor feedback escribiendo mensajes cortos y con preguntas claras que contando atropelladamente todo lo que se nos ha ocurrido y esperando a ver si alguien dice algo.

* No te molestes en escribir una detallada ambientación. Para enternder el juego no hace falta más que un esbozo, el resto ya lo puedes hacer luego.

* Piensa en como sería una sesión de juego, quien puede decir qué en cada momento, quien puede usar qué habilidad, recurso, ficha, lo que sea en cada momento y sobre todo para qué.

* Si te parece una locura, entonces casi seguro que vas por buen camino.

* Empeñate en llegar hasta el final, aunque no estés convencido de lo que estás haciendo. Aprenderás mucho y al final estarás orgulloso de haber presentado algo.


 Primero, establecer la ambientacion en unas pocas líneas y luego a trabajar en el sistema de resolucion y demás (me costará... pero haré caso de los consejos de Arturo) Pensé en un juego sin el uso de dados y con las palabras Control y Bosque. Por un momento pensé en algo como ambientarla en un lejano planeta boscoso y agregar varias razas, pero una amiga me recordó a los Ewoks y me espantó lo suficiente como para intentar algo más cercano.

Alta Edad Media... Europa es un inmenso bosque con pueblos y castillos unidos por caminos peligrosos, en mal estado e incluso inexistentes. Las grandes ciudades son solo un puñado. Los caminos, peligrosos. El comercio... una nueva aventura. En los pueblos, los humanos conviven con algo más.. Otras criaturas tanto o más peligrosas que el hombre. Las Mandrágoras reemplazan a los recien nacidos por su propia prole. Es una batalla de voluntades donde el final es la muerte de la familia o la muerte de la mandragora. En los bosques, los faunos acechan. Las dríadas tal vez sean las únicas que puedan conciliar a los hombres con una naturaleza de la que comienzan a alejarse demasiado.

Medieval, pocos seres fantásticos, traiciones, fanatismos, suplantacion de identidad, amores imposibles... Quien sabe!)
La idea del juego es que haya entre las distintas razas de seres una lucha (directa o no) por el control de una zona que durante siglos estuvo inmutable: El bosque. Una batalla por el control de los caminos, una batalla contra "las criaturas malignas alejadas de Dios". Por el alma de los hombres.


Por un momento pensé en un juego de rol sin master. Pero sí, tendrá master. Sin embargo, tambien tendrá un sistema destinado a ganar derechos de narracion en diferentes grados, desde la simple descripción de la situacion hasta la de poder agregar personajes o situaciones (autoridad de guión). Creacion de personajes rápida y práctica (supongo que seré un deudor más de FATE, con un numero determinados de aspectos que definan al PJ)



Y, aun lo pienso seriamente, tokens

Mark Ryden (Ilustraciones para niños oscuros)

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La obra de Mark Ryden, ilustrador y pintor norteamericano, bien podría definirse como un surrealismo pop ligeramente perverso. Graduado en 1987 en el Art Center College of Design en Pasadena, ha forjado un estilo muy particular donde lo que parece a primera vista un idílico mundo infantil, se muestra al verlo atentamente como algo retorcido y perverso.
Hasta podría decirse que ese estilo naif es el camuflaje perfecto para un mundo que oculta secretos temibles.
De hecho, en varios blogs han mencionado sus trabajos como "evocaciones de Alicia en el Pais de las Maravillas" pero que agregan un toque oscuro y perturbador. Y tienen razón (obviando por supuesto que Alicia en el Pais de las Maravillas ya es de por sí, un libro repleto de imagenes perturbadoras... si nos olvidamos de la version pasteurizada de Disney)
Así, a las imagenes de niñas con aire inocente y ojos enormes (más parecidas a muñecas) se le agregan animales, objetos extraños, instrumental médico, heridas, carne, simbolos religiosos... Incluso la aparicion de personajes como Jesus o Abraham Lincoln forman parte de los elementos habituales en vario de sus cuadros. "Me interesa cómo la gente interpreta estas cosas. Si explicara a que se debe la presencia de cada una, el arte perdería su misterio" declaró en una entrevista. Tiene razón, un mago no explica sus trucos.



Sus obras no suelen ser demasiado grandes. Poco más de un metro cuadrado como mucho, hasta miniaturas de 10 cm cuadrados, lo cierto es que Mr Ryden tiene su momento de gloria desde hace un tiempo y sus trabajos han sido comprados por famosos como Ringo Starr, Jane Fonda... Ha diseñado tapas de discos (Red Hot Chili Pepper , Oingo Boingo, Michael Jackson). La vida le sonríe, él la pinta con una sonrisa entre inocente y macabra... Y yo la disfruto

Y acá, la página de Ryden



Rolero de Hierro 2009

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El foro Salgan al sol (SAS, desde ahora) organiza su concurso "Rolero de Hierro 2009". ¿Que es esto? Pues simple. SAS es un foro de rol donde no solo se habla de él, sino tambien del desarrollo de juegos de rol. Como bien lo dicen en su pagina, "Un laboratorio donde experimentar, probar, y crear una nueva generación de juegos de rol en castellano". Y eso a través del intercambio de ideas, comentarios sobre los juegos interesantes que van saliendo, del feedback entre los integrantes a la hora de crear nuevos juegos de rol...
El Rolero de Hierro es un concurso en el cual los participantes deben crear un juego de rol completo en el período de una semana, respetando las restricciones y limitaciones impuestas por los organizadores. En su primera convocatoria, en febrero del 2008, se presentaron 9 juegos de rol.

En esta, aun está por verse... Por el momento, las limitaciones se ven más que interesantes. Locas algunas, si... pero por supuesto, solo son disparadores para la creatividad de quienes se presenten. ¿Crear un juego que pueda jugarse en la oscuridad? ¿Uno que pueda jugarse con fuego?


Me encantan los juegos de rol (aunque no soy un experto en la "teoría" ni mucho menos)
Y me encanta la idea de experimentar con algo diferente de lo que estoy acostumbrado. Y es precisamente esa la idea de foros como SAS, un vistazo a juegos fuera del mainstream, a juegos que no temen replantearse cosas sobre el armado de personajes, los derechos de narración, los objetivos del juego...

Participaré? La verdad es que no tengo la más mínima idea :P Pero podría hacer el intento (alguna vez "casi" lo hice... será cuestión de ver si esta vez puedo vencer a la inercia)

Acá dejo los enlaces al foro de diseño
Salgan al sol donde se pueden descargar gratuitamente los 9 juegos del concurso anterior y además, Donjon y La Sombra del Ayer, dos juegos de Clinton R Nixon que han sido traducidos por algunos miembros de SAS y que han dado de qué hablar en la comunidad rolera.

Y en cuanto al concurso: en este
enlace se pueden encontrar info, bases y condiciones. Participe o no... voy a estar siguiendolos

Ojos verdes

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Ojos verdes


El Ferrari se estacionó preciso, milimetricamente exacto, en el espacio reservado exclusivamente para él en el Hilton. El motor resuena como el aliento de una bestia salvaje que no ha sido exigida hoy. Cuando el conductor baja, la Seguridad del hotel lo espera a un par de metros de distancia. La mantendrán en todo momento en los pocos metros que lo separan del elevador. El celular suena y al mirar la pequeña pantalla, se sonríe. El mensaje es corto y preciso: "Tienes un regalo. Vick". Su socio está feliz. Tiene motivos: todo ha salido bien. Poco tardarán en ser doce millones más ricos. La ciudad? Tendrá blanca de primera categoría. El hombre de traje a medida, toma solo el ascensor hacia el penthouse del hotel. Mientras sube, silencioso, se afloja la corbata de seda y saca los gemelos de oro de los puños. El frenar es imperceptible. Solo un sonido electrónico anuncia la llegada y luego, las puertas se abren. Frente a él, la enorme sala de estar. La mesa de billar, el bar en un costado, el jacuzzi, los grandes sillones tapizados en cuero. Pero sus ojos no se despegan de la rubia que está poniendose de pie. La comisura de esos labios perfectos se curvan en una sonrisa sensual y cada paso al avanzar hacia él, convierte al ajustado vestido de noche en la última puerta al paraíso. Cuando la muchacha de ojos verdes habla, su voz es dulcísima.

-Buenas noches, Michael...-


Eran casi las 5 de la mañana cuando llegó. El timbre de la puerta no cesaba de sonar una y otra vez y luego, como si no fuera suficiente, se agregaron los golpes de puño. Sophia caminaba hacia la puerta, semidesnuda, envolviendose en una bata raída, la cara contraída por el efecto de las drogas. La miro ir... Todo el edificio parece moverse, como si fuera él quien acercara el picaporte a su mano. Los sonidos parecen llegar de muy lejos, pero mi vista no me engaña. Cuando la puerta se abre, veo a Alison y sé que los problemas llegan. El rubio pelo enmarañado, las ropas sueltas, rotas. Sus ojos enloquecidos me buscan, los dedos se aferran al brazo de Sophia, clavandose en él e ignorando el gesto de dolor. Tiene un golpe en la boca... - Me violaron...

Michael la miró. En realidad, no había podido despegar sus ojos de ella, siguiendo no solo las curvas de su cuerpo perfecto, sino el largo cuello, la cara de piel suave y labios delicados. Lo supo en el acto. Nunca podría tener a su disposición a alguien mejor. Buenas amantes? podría apostarlo! Pero nunca alguien como ella. No más hermosa, ni más deseable, ni más...perfecta. Caminaba hacia él con la gracia de una gata. Una mezcla perfecta de sensualidad y desenfado. La voz era como una caricia sutil a lo largo de su espalda. - Soy Alison...- Los ojos verdes se clavaron profundamente en los del hombre, que impactado aun, sonrió nerviosamente.-...pero puedes llamarme como desées...

Sobre el piso de madera, en posición fetal, sus dedos trataban de aferrarse a la madera, raspándola con las uñas. Comenzamos a rodearla. Miré a Sophia, a mi lado. La bata entreabierta dejaba ver uno de sus pechos y acomodé la tela pudorosamente. Es tonto, yo mismo estoy desnudo. Nick y Marian tambien se acercan. El mexicano, el que recibimos hacía solo una semana, es el último en venir. Su quijada sobresale hacia fuera y un tic insistente hace que sus ojos se entrecierren en un guiño mientras su cabeza se mueve rítmicamente en un espasmo suave, efecto del Thorazine, probablemente. Me arden los ojos, pero eso no me impide ver el cuerpo desmadejado de Alison, la respiración entrecortada. Es en ese momento en que me doy cuenta que solo trae una camisa rota. Sus largas piernas están cubiertas de moretones, las nalgas cubiertas de estrías rojas, azotada. Un hilo de sangre resbala de entre sus piernas...Aun tiene una sandalia de taco alto, negra, en uno de sus pies. No puedo soportar la asimetría y la descalzo mientras habla entre hipos y sollozos- Michael y... y... su socio... Me golpearon! Se burlaron de mí! Arrancaron mi ropa... y dij... dijeron que... que... que nunca volvería a ser bella...

-Estás cansado...- No era una pregunta. La rubia se acercaba con la tranquilidad de quien se sabe en control de la situación. Es más alta que él. Eso no le desagrada. Le ofrece una copa y los párpados caen suavemente mientras inclina la cabeza, aceptando con una sonrisa cálida. Mientras Michael prepara un par de martinis, siente las suaves manos sobre sus hombros. Se siente extraño... Sabe que la poseerá, que la tendrá toda la noche, que la tomará cuantas veces quiera... Pero en ese momento, solo se contenta con la seguridad que la mujer irradia, su presencia, incluso solo con la mirada de deseo que esos profundos ojos verdes le muestran al girarse y darle el trago.

-Mátalos! - Alison no se queda quieta. mientras habla, Sophia trata de vendar el corte que han hecho en su mejilla. No es profundo y aunque ha sangrado bastante, ya no lo hace. Uno de sus dientes está astillado. Creo que la nariz está rota. No soy médico. Me escapo de ellos y de cosas peores. Por eso estamos aqui...Miro a quien me había cuidado durante casi cuatro años. Lastimada. Rota.- Mira lo que me hicieron. MÍRAME!!! -Las manos, como garras, se clavan en mi piel. Me lastima, pero no me quejo. Una de sus uñas termina de romperse. El ojo derecho se está hinchando, pero aun puedo ver ambos, de ese verde tan particular, destellando de furia 

Toma la copa sin dejar de mirarlo. Bebe apenas. Luego, se acerca. "Alison", se recuerda a si mismo mientras la besa, sintiendo el gusto del licor en la lengua que ella, casi tímidamente, pasa sobre sus labios. Las manos ya no pueden controlarse, buscan los pechos de la mujer. Los quiere, no importa si debe romper su ropa. Quiere sentirlos, apretarlos, poseerlos como a toda ella. Pero las muñecas son apresadas, la boca que desea se aleja y la mirada de Alison está fija en él. Una sonrisa divertida. Siente como le separa los brazos, dejándolos abiertos. Por primera vez se da cuenta que el deseo lo ha paralizado. Es ella quien controla el momento quien abre los puños de la camisa. Las uñas de sus manos rozan los músculos de cada brazo, recorriéndolos en dirección al pecho. La tela de la camisa deja escuchar un roce suave y pronto, Alison va descubriendo la piel, subiendo con sus dedos, acariciando los hombros hasta que la camisa resbala hacia el piso...

El lugar ha sido preparado, purificado durante horas. El sótano es iluminado por decenas de velas a mi alrededor. El piso ha sido levantado hace años y la humedad de la tierra se hace sentir en mis rodillas... El carbón arde en el centro y es Alison quien lo mantiene vivo. A traves de las llamas, veo a Sophia, tambien a gatas, escribiendo los signos. Tomo una nueva tiza y dibujo uno de los sellos de los Señores. Todos estamos presentes. Todos hemos sido purificados, lavados... Miro a Alison. Aun renguea al caminar, hace un gesto de dolor. Los moretones de su cara y brazos van mejorando. -Podemos comenzar- digo entonces, terminando el sello de Kasbeel. 
El pentagrama ha sido dibujado. Nick enciende las velas de los demás... Luego, cada uno de ellos hace arder el azufre de cada una de las puntas donde se ubicarán. La miro. Está nerviosa, puedo notarlo, pero afirma cerrando sus ojos... Tomo la daga y me acerco al primero de los 72 sellos. El filo corta mi piel y un delgado hilo de sangre resbala a lo largo de mi antebrazo, cayendo sobre el dibujo


-Adramelech!!! Señor de los Infiernos, Octavo entre los Sephitots, escuchame, te invoco!!!- Mi voz resuena en nuestro templo. Veo los ojos verdes de Alison dudar, mirar hacia un costado, temerosa. Le sonrío-Michael White!!! Muestramelo, muestrame las tormentas de sus miedos, los temblores de sus noches, la desesperación que gana su alma... Adramelech!, el precio ha sido pagado en sangre!!!

En el lugar cerrado, la brisa nace de la nada y refresca mi rostro. Los colores se confunden, los sonidos se profundizan mientras bailo, caminando hacia el próximo sello...


Los dedos de Alison se apoyan en el masculino pecho y presionan, haciéndolo retroceder. Dos... tres pasos hasta que las piernas de Michael chocan contra el borde de la cama. Se sienta, mirándola frente a él. trata de llegar a la llave de luz, esa parte del cuarto está en semipenumbras y quiere verla... Pero ella no lo permite. Sus dedos juegan con el cinturón, abriendolo... Luego, el cierre del pantalón baja... lentamente. La ve relamiendose, golosa, y se saca los zapatos empujándolos con uno y otro pie. La hermosa rubia se muerde el labio. Ambas manos entre su piel y la tela... En el momento en que pantalón y ropa interior son empujadas hacia abajo, desnudándolo, se oye su suspiro de deseo...
De pie ahora, altiva ante él, lo mira y hace que su vestido se deslice al suelo. Desnuda. Perfecta. Se acerca... comienza a besar sus labios... a bajar por el cuello, a recorrer el cuerpo de Michael. Roza con sus dientes uno de los pezones y baja a pequeñas mordidas. Las manos del hombre se meten entre su pelo, impaciente, presionando y...

ella... 

ríe...

lanzando su cálido aliento sobre el ombligo...


Estoy mareado... Mi brazo late, completamente enrojecido por la sangre. Han sido cortes poco profundos, pero 72 nuevas cicatrices adornan mi piel ahora. Bailo aun, dirigiéndome al altar. La habitación parece dar vueltas, los párpados me pesan y trastabillo. Noto la mirada preocupada de Sophia. Logra mantenerse en el lugar mientras me detengo un segundo. Y comienzo nuevamente el lento baile. 
El altar...
Dejo la daga. Tengo el brazo contraído contra el pecho. La sangre mancha el mantel. Tomo el cabello. Los cabellos de ambos, unos rubios, otro mechón oscuro, casi negro... Vuelvo al centro. Tiemblo, pero ya lo he logrado. No dejaré que Alison sufra. Sus ojos verdes están clavados en mi. Sabe que es el final...

Arrojo los cabellos hacia el carbón encendido y el olor acre al quemarse invade el cuarto...-Michael White!!! Viktor Lipka!!! Que la prisión envíe vuestros miedos!!! Que los 72 Señores hagan realidad vuestros temores!!! El pacto ha sido hecho!El pacto ha sido hecho!

Las llamas se elevan, remolinean en la habitación. El mexicano se pone en cuclillas, temeroso, Nick estira su brazo tratando de llegar a Marian... Las llamas se elevan... toman formas cambiantes, giran, se acercan. Se acercan a mí!!! Una, dos tres bocas parecen formarse de la nada, En medio del fuego, llego a ver hilos de sangre, espesándose, tomando forma. Las bocas se unen en una y el ser grita, a solo unos centímetros de mi cara. Informe, cambiante, solo veo su mirada, sus profundos ojos verdes de pupilas gatunas fijos en mí... 

Luego, las llamas flotan en el aire, buscan una salida. Se pierden en la noche.

Está hecho.


Los labios bajan. Muerde las caderas. El sonido de los pequeños besos es lo único que se oye a medida que comienza a bajar sobre el muslo de Michael. Un beso, un roce de su lengua, las uñas que pasan sobre su vientre, que juegan, presionan, recorren el vello masculino. La mano se cierra sobre el sexo erguido... La boca da una pequeña mordidita en la zona interna de sus muslos y el hombre gime... la espalda se arquea, dejándose llevar por el movimiento rítmico. Estira sus brazos, se aferra a las sábanas y la mano izquierda toca entonces el líquido espeso. Michael suspira, sintiendo avanzart la tibieza de su lengua a lo largo del muslo. 
Suelta la sábana... lleva la mano encima de su rostro... y ve la sangre, espesa, fría.
Se apoya, sorprendido, sobre sus codos. La boca se abre y la mano busca nuevamente el interruptor de la luz. Se estira para atrás y siente esa humedad desagradable bajo sus hombros. 

La habitacion se ilumina. Parte de la cama está cubierta de sangre y visceras. En el techo de la habitación ve la cabeza y parte del torso de su socio. Comienza a gritar cuando se da cuenta de qué es lo que han usado como sogas para colgarlos allí. Grita...

Y grita cuando siente la mano que, sin temor alguno, aun se aferra a su sexo. Cuando las uñas como garras se hunden en su piel. Grita cuando vuelve a mirarla y ve que esos profundos ojos verdes siguen fijos en él, que las pupilas se angostan, como las de un gato. Que la boca se ha estirado hacia los costados, que los dientes se alargan, filosos. El aliento hediondo le da arcadas. Grita cuando las mandibulas se cierran, atrapando, desgarrando...

Es solo el comienzo.